Cartas que despegan y no sé si en realidad llegan, a tu destino, ya no sé qué es peor, verte cada mañana sin poderte decir nada o simplemente ya no verte, no es fácil para nadie, yo lo entiendo pero este incendio que llevo por dentro ya no escucha, me está dando mucha lucha porque te extraña y que extraña situación sin tú luz, no te encuentra tampoco el sol, aquí estoy yo, como siempre, escribiéndote lo que siento y perdiendo el aliento sin saber si volveré a a sentir calor entre tanto hielo, que este invierno prometió desde lejos, aquí conmigo en mi tiempo.
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Cartas que se pegan a lo que siento y despegan, no sé muy bien si llegan, el camino a veces miente y de repente todo vuelve a mi cabeza, las ideas se pasean con ligereza y los recuerdos juegan a que pesan y no se quieren marchar, este sitio esta vacío, mucho espacio en el espacio construido con estrellas entre los dos, todo gira sin un centro y se escapa de mi cuerpo, se abrazan al papel y me encuentro escribiendo otra vez para ti, conmigo y sin ti, pero siempre con algo que decir desde el fondo de mi, me gusta el frío pero no tanto el hielo, que este invierno prometió desde lejos, aquí conmigo en mi tiempo.
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Cartas incendiadas y pintadas desde las yemas de mis dedos como anexo de la oficina en mi pecho, cartas nuevas pero que siento desde hace mucho tiempo, burlando al reloj de la vida, no necesito una puerta de salida, todas son de bienvenida y me encantaría poder verte otra vez, poder grabarte en la retina y oírte como música que no termina, hipnotizándome la vida en un baile, muy despacio, en este espacio que me absorbe, no me importa el que dirán, no me hace falta respirar, pero extraño ese calor, extraño tanto tu color, me siento ajeno entre la palidez del hielo, que este invierno prometió desde tan lejos, aquí conmigo en mi tiempo.